Olorun es una de las manifestaciones del Dios supremo de la religión yoruba Olodumare. Olorun etimológicamente significa "òlò=Señor Òrún=cielo; o sea Señor del cielo o del más allá"
La Deidad
De la energía de este Dios supremo surgieron los Ìrúnmalé, subdivididos en Òrìsà (energías masculinas) y Èborás (energías femeninas). Dichos Ìrúnmalé son emanaciones de este Dios supremo, y su misión es mantener el equilibrio universal.
Ofrendas y bailes
Olorun no posee culto ni templo propios. La mención de su nombre está restricta al ser humano, siendo los Ìrunmalé los intermediarios entre él y los hombres. A través del sol, se le ofrenda en el ñangareo, dando cuenta de que en la tierra se va a hacer un itá o cuando nace un Iyawó.
A través del sol, se le ofrenda a Olorun en el ñangareo, dando cuenta de que en la tierra se va a hacer un itá o cuando nace un Iyawó. Es el dueño de la vida, dando energía, sustento en la vida terrestre, dueño de los colores, la luz, el aire, el vigor y del esfuerzo.
Está siempre de día o de noche aunque no lo veamos y se le saluda parándose frente al sol con los brazos en alto extendidos y la palmas abiertas. No se recibe, ni se asienta.
La Deidad
De la energía de este Dios supremo surgieron los Ìrúnmalé, subdivididos en Òrìsà (energías masculinas) y Èborás (energías femeninas). Dichos Ìrúnmalé son emanaciones de este Dios supremo, y su misión es mantener el equilibrio universal.
Ofrendas y bailes
Olorun no posee culto ni templo propios. La mención de su nombre está restricta al ser humano, siendo los Ìrunmalé los intermediarios entre él y los hombres. A través del sol, se le ofrenda en el ñangareo, dando cuenta de que en la tierra se va a hacer un itá o cuando nace un Iyawó.
Olorun es la segunda manifestación de Olodumare del Yoruba, Òlórúnm, Dueño del Orún (cielo). Olorun es el que está en contacto directo con los hombres.
A través del sol, se le ofrenda a Olorun en el ñangareo, dando cuenta de que en la tierra se va a hacer un itá o cuando nace un Iyawó. Es el dueño de la vida, dando energía, sustento en la vida terrestre, dueño de los colores, la luz, el aire, el vigor y del esfuerzo.
Está siempre de día o de noche aunque no lo veamos y se le saluda parándose frente al sol con los brazos en alto extendidos y la palmas abiertas. No se recibe, ni se asienta.
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