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sábado, 9 de julio de 2011

OCHUN APETEBI DE ORULA


Ochún socorre a Orula

En mitad de la selva imaginaria de la tierra de los orishas, vivían Ochún, Oggún,
 Changó y Orula. Ochún, tan sensual, bella y erótica como liviana, vivía maritalmente
 con Changó, pero esto no le impedía flirtear con Oggún y con cualquier caminante
 que se perdiera en ese monte lleno de sorpresas.
Por ese entonces, Orula, baldado y en silla de ruedas, decidió registrarse buscando
 saber hasta cuándo duraría su desgracia. Se tiró el ékuele y le salió la letra Iroso Sa,
 que le recomendaba hacerse ebbó a toda carrera. En este registro se le advertía
también que tuviera mucho cuidado con el fuego,
pues Changó se habla percatado de las infidelidades de su mujer.
Ochún, apenada porque Orula en su lecho de enfermo no podía salir a buscar las cosas
 necesarias para hacer el ebbó, inmediatamente se las trajo. Orula le quedó muy agradecido.
Un día de primavera, mientras Ochún cocinaba una adié, la comida preferida de Orula,
 Changó acechaba para lograr su venganza. Seguro de encontrar juntos a Ochún, Oggún
 y Orula, formó una gran tormenta y, con sus rayos implacables, le prendió fuego a la
 choza de Orula. Oggún salió corriendo. Orula, del susto, volvió a caminar y logró
 alcanzar la espesura. Ochún, quien buscaba orégano y albahaca para sazonar la adié,
al ver las llamas pensó en la invalidez del pobre Orula. A riesgo de su vida, penetró
 en la casa para salvarlo. Al no encontrarlo allí, desesperada y casi ahogada por el
 humo, salió llorando. Cuando vio a Orula, sano y salvo en un clarito del monte,
se abrazó a él. Emocionados, ambos se juraron amistad eterna. Orula le dijo:
"Tú, que fuiste la pecadora, te acordaste de mí en los momentos más difíciles.
 De ahora en adelante, comerás conmigo. Haremos juntos nuestra comida predilecta,
 la adié. Te nombro, además, mi apetebi. Juntos andaremos los caminos de los oddun
y de los hombres". Iború, Iboya, Ibocheché...
PATAKIES 
"ORULA Y OSHÚN"
El rey mandó buscar a Orula, el babalawo más famoso de su comarca, 
se negó a ir. 
pero el olúo 
Así sucedió varias veces, hasta que un día Oshún se ofreció para ir a buscar 
Se apareció de visita en la casa del babalawo, y como de conversación en 
conversación se le hizo tarde, le pidió que la dejara dormir en su cama
aquella noche.
Por la mañana, se despertó muy temprano y puso el ékuele
y el iyefá en su pañuelo. 
al adivino.
Cuando el babalawo se despertó y tomó el desayuno que le había preparado 
oshun ella le anunció que ya se tenía que marchar. 
Pero el hombre se había prendado de la hermosa mulata y consintió en 
acompañarla un trecho del camino.
Caminando y conversando con la seductora mujer, ambos llegaron a un río.
Allí el babalawo le dijo que no podía continuar, pues cruzar debía consultar 
con el ékuele para saber si debía hacerlo o no.
Entonces Oshún le enseñó lo que había traído en el pañuelo y el adivino, 
ya completamente convencido de que debía seguir a la diosa, pudo cruzar
 el río 
llegar hasta el palacio del rey que lo esperaba impacientemente. 

 y El rey, que desde hacía mucho estaba preocupado por las actividades de sus
 
enemigos políticos, quería preguntar si habría guerra o no en su país, y en 
caso de haberla, quién sería el vencedor y cómo podría identificar a los que le 
eran leales.
El adivino tiró el ékuele y le dijo al rey que debía ofrendar dos eyelé y oú.
Luego de limpiarlo con las palomas, fue a la torre más alta del palacio y regó 
el algodón en pequeños pedazos; finalmente le dijo que no tendría problemas, 
porque saldría victorioso de la guerra civil que se avecinaba, pero que debía 
fijarse en todos sus súbditos, pues aquellos que tenían algodón en la cabeza 
 le eran fieles De esta manera Obegueño, que así se llamaba el rey, gobernó
en aquel país
 hasta el día de su muerte


PATAKIN 

El camino de Oshún la Apeterbí de Orunmila.
Oyá vivía con Orunmila y éste no quería a Oyá por mujer. Un día Elegbá le dijo a Oshún
 que hiciera ebbó para que se quitara el arayé que tenía arriba, los ojos, ya que todo el
mundo la deseaba porque era muy linda.
Olofin le había preguntado a Orunmila por qué él no quería a Oshún siendo esta tan linda.
Un día Orunmila hizo ebbó con ekú, eyá, awadó; el ebbó era para limpiarse y llevarlo a la
 manigua, cuando llegó a la manigua, él vio un campo de bledo muy bonito y él se dijo:
 Es bueno para mi casa. Y cuándo fue a dar un paso para recoger el bledo se cayó en un
 pozo ciego que había en el campo de bledo y como ese día Oshún había hecho ebbó y
 lo había llevado para el mismo lugar y también fue a recoger bledo, vio a Orunmila y se dijo:
 Pero si es Orunmila. Se quitó la ropa y con ella hizo una soga y sacó a Orunmila del pozo.
 Este al verla desnuda le dio pena y se quitó su capa y la tapó. Entonces la llevó cargada
para el pueblo y la gente empezó a decir: Miren a Orunmila cargando a Oshún.
Orunmila le preguntó a Olofin que si esa obiní era la que le convenía y este le dijo que sí
y Orunmila hizo lo que Olofin le dijo


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